Estoy haciendo mi intercambio en la Universidad de Lethbridge, en Canadá. Mis expectativas eran bajas porque es una ciudad muy chica. Imaginaba que me iba a un pueblo en la mitad de Canadá. Desde que llegué, sin embargo, me sorprendió para bien. Primero porque hay muchas cosas para hacer, y segundo por la calidad de la Universidad. Estar acostumbrada a una facultad pequeña como la UM y llegar a un gran campus universitario es un poco abrumador al principio. Hay que calcular al menos 10 minutos desde que llegas a la Universidad hasta encontrar el salón donde tenés clase, pero me encanta.
La gente de Canadá es espectacular. Imposible extrañar la amabilidad uruguaya porque acá nos ganan seguro. Son tan educados que saludan y agradecen al chofer del ómnibus cada vez que se bajan. Tengo algunos amigos canadienses (y vivo con dos), pero me llevo más con estudiantes de intercambio. Somos 45 personas de todas partes del mundo y, con algunos, parece que somos amigos de toda la vida.
Me encanta estar conociendo un país con tantas cosas para visitar como Canadá: ya hicimos dos viajes y estamos planeando un tercero. La verdad es que por ahora no encuentro nada negativo de mi experiencia acá. Extraño mi familia y mis amigas, pero es algo normal. Todo lo que tengo para decir de Canadá, mi ciudad, su gente y mi Universidad son cosas positivas. Incluso me encontré con un chico que vino de intercambio a la UM el año pasado y fue muy amable conmigo. Me invitó a muchos lugares y me dio algunos consejos. Esto me hizo repensar la forma en que recibimos a los estudiantes internacionales en la UM. Seguro que cuando vuelva voy a formar parte del Buddy Program, porque realmente hace una diferencia.
Saludos,
Carolina.
Enviado el martes 25 de octubre de 2011